Ciertamente tu bondad y tu amor inagotable me seguirán
todos los días de mi vida,
y en la casa del SEÑOR viviré
por siempre.
Por lo tanto, ya que estamos rodeados por una enorme multitud de testigos de la vida de fe, quitémonos todo peso que nos impida correr, especialmente el pecado que tan fácilmente nos hace tropezar. Y corramos con perseverancia la carrera que Dios nos…