Y estoy convencido de que nada podrá jamás separarnos del amor de Dios. Ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni demonios, ni nuestros temores de hoy ni nuestras preocupaciones de mañana. Ni siquiera los poderes del infierno pueden separarnos del amor…
"Mejor es la tristeza que la risa; porque con la tristeza del rostro se alegra el corazón" (Ec_7:3).
Cuando el dolor cae bajo el poder de la gracia divina, desarrolla un ministerio múltiple en nuestras vidas. El dolor revela profundidades desconocidas en el alma…