“Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor”. Apocalipsis 2:2-4
Cuando realmente nos encontramos con Jesús nuestra vida sufre un cambio total en cuanto a su ritmo de vida. Nadie que de verdad haya tenido un encuentro genuino con Jesús puede decir que después de este siguió siendo la misma persona o más aun siguió viviendo el mismo ritmo de vida.
Desde el momento que entregamos a Jesús nuestro corazón, este pasa a ser propiedad total de Jesús y al sentir el amor de El en nuestra vida, es ahí en donde nos sentimos enamorados y nuestra vida jamás vuelve a ser igual.
Pero lastimosamente muchos luego de enamorarse de Jesús, permiten que a su corazón entren dardos de fuego del enemigo, que lo que hacen es extinguir poco a poco el amor que sentíamos hacia Jesús y hacia su modelo de vida.
¿Sabías que, es posible seguir sirviendo al Señor, mantenerse fiel, tener discernimiento, soportar con paciencia las pruebas y aun así haber perdido el primer amor?
¿Hace cuánto no apartas un espacio en tu agenda, solo para pasar tiempo con Dios?
¿Se ha vuelto tu vida espiritual, rutinaria, tediosa, difícil?
Jesucristo en el libro de Apocalipsis exhorta a la iglesia de Éfeso y la llama a arrepentirse.
Señales que has perdido tu primer amor:
- Antes tu deleite era el Señor; ahora es otra cosa.
- Antes tu devocional era un deleite: ahora es una carga
- Antes luchabas contra el pecado; ahora sencillamente te dejas llevar
- Antes asistías a las reuniones; ahora hay excusas.
- Antes testificabas a otros sin temor; Ahora te da vergüenza
- Antes tenías propósitos y metas divinas; ahora tus metas y propósitos han cambiado
- Antes exhibías fervor y entusiasmo; ahora cunde el desánimo y la apatía
- Antes todo era seguridad; ahora cunde la duda
Dios quiere que vivamos continuamente en nuestro primer amor, pero para regresar a ese estado solo hay un camino y es el del arrepentimiento.
Nunca saldremos adelante si no tenemos un corazón humilde que reconozca nuestros errores, pero que no solo los reconozca, sino que esté dispuesta a cambiarlos.