Si se enojan, no pequen; en la quietud del descanso nocturno examínense el corazón. Selah
– Salmo 4:4
Parece poco probable, ¿no crees? ¿De veras alguien puede estar enojado y no pecar? Sí, eso es exactamente lo que la Biblia dice que debemos hacer. Tanto en este Salmo como en Efesios 4:26 donde se citan esas palabras, dice: “Si se enojan, no pequen”.
El texto no condena los sentimientos humanos. Por el contrario, Dios sabe lo que sentimos. Él entiende que hay momentos en los que nos sentimos realmente irritados con algo o con alguien. ¿Qué hacemos entonces?
¡No peques en el momento en que sientas ira!
Si actuamos movidos por sentimientos de ira, pecaremos. Recuerda esto: la venganza, tomar la justicia por tus manos, pelear, ofender, el descontrol, actuar sin reflexionar, y otras reacciones semejantes son pecado. Por eso la Biblia nos orienta a consultar el corazón antes de dormir, reflexionar, orar y sosegarnos. Antes de que ataquemos a alguien para intentar descargar nuestra ira, podemos simplemente llevarla delante de Dios en oración.
Cuando te sientas airado:
• Cuenta hasta 10… puede ser una buena estrategia. Da tiempo al tiempo e intenta tranquilizarte.
• Dominio propio: no reacciones por impulso o por motivos incorrectos.
• No pases mucho tiempo rumiando el sentimiento de ira o la rabia.
• Antes de que termine el día piensa sobre el asunto, ora y pide que Dios aquiete tu corazón.
• Sea justo o injusto el motivo de tu ira no permitas que este sentimiento te domine.
• Confía que Dios es tu Justicia. Búscalo y entrégale tu causa. Recuerda que él cuida de ti.