Cuánta alegría y cuánto bien nos hace en la vida tener una amistad que permanezca a pesar del tiempo y de las circunstancias. Seguramente al leer esto viene el nombre de alguna persona a tu mente que ha permanecido a tu lado en todo momento.
Hay personas que llegan a nuestra vida solo por un tiempo y otras llegan para quedarse. Una amistad no se genera al hacer algo para agradar a otros, sino simplemente fluye de cosas comunes que se comparten. Algunas veces basta una charla, otras toman más tiempo, pero de un modo u otro, es una bendición tener amigos.
David y Jonatan son un ejemplo de una gran amistad que resistió contra muchísimos contratiempos; la fidelidad que se tuvieron y el amor tan entrañable fueron parte de las virtudes de su compañerismo.
“El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; Y amigo hay más unido que un hermano. Proverbios 18:24”
Una amistad que se mantiene no es aquella que jamás pasó por problemas o malos entendidos sino es la que supo perdonar, tener empatía y comprender la fragilidad que tenemos como seres humanos.
Es probable que no tengas un amigo en especial o quizás alguien que tu apreciabas te falló y quieres experimentar el valor de la amistad.
Hay alguien que está siempre dispuesto a brindarte no solo de su amistad, sino también su inigualable amor y fidelidad, este es Dios, quien está a tu lado en todo tiempo y su amor es el mejor tesoro que podamos tener en la vida.
“Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Juan 15:13”
Si ahora recuerdas a un amigo que en este último tiempo no tuvieron contacto, te animo a orar por esa persona, bendecirlo y si tienes la oportunidad de dejarle saber que te acuerdas de él, hazlo.
IZAMAR REYES