Salmos 36:5-7 (NTV)
Tu amor inagotable, oh SEÑOR, es tan inmenso como los cielos; tu fidelidad sobrepasa las nubes.
¿Te has despertado en alguna ocasión creyendo que Dios se separado de ti? Puede que esto sea provocado por el sentimiento de culpa. Algún pecado, alguna mala acción, alguna palabra hiriente o un pensamiento pecaminoso.
La verdad es que ante esta situación, Dios nos recuerda en su palabra que su amor es inagotable. Su amor no es una cuenta de banco en la cual, retiras y va disminuyendo hasta quedar en cero. Su amor cada día se renueva y crece por nosotros.
No hay nada que realmente pueda hacer que Dios no nos ame.
Su palabra nos enseña en Romanos 8:35-39:
“que nada nos podrá separar de su amor”.
No puedes hacer algo tan malo como para que Dios te ame menos, ni nada tan bueno para que él te ame más.
Esto significa que Dios simplemente te ama. Maximizar nuestras fallas al punto de decir que Dios no podría hacer nada con ellas, es minimizar su amor y su poder.
Cada día será esencial, recordar estás palabras: su amor es inagotable.
Cuando sientas que desmayas, que no puedes seguir, debes recordarlo.
Hoy te invito a que puedas acercarte a él y pedirle su apoyo en todo momento. Habla con Dios, cuéntale cómo te sientes; hazle saber todos tus problemas y dificultades. Hazle sabe que te cuesta y qué te falta; dónde estás y qué necesitas para seguir.
Si palabra es clara cuando nos dice: “…Tú, mi Dios, no desprecias a quien con sinceridad se humilla y se arrepiente.” —Salmos 51:17
Acércate confiadamente. El amor de Dios es inagotable.