¿En qué consiste que algunas personas gocen de una suerte privilegiada? ¿Será que en realidad existen los consentidos de Dios? ¿No dice la Biblia que Dios no hace acepción de personas? La realidad es que todos somos gobernadores de nuestro propio destino. Cada uno de nosotros puede decidir vivir triunfante, o fracasado. Solamente se requiere una sencilla decisión con la que se determina el nivel de éxito personal, familiar y profesional.
Es un propósito que puede implicar la felicidad, la paz, el bienestar nuestro, e inclusive, el destino de nuestra alma. Esta decisión determina nuestro nivel de estrés, nuestra capacidad de tornar el odio en amor, el rechazo en logros y el temor en triunfo. La decisión a la que me refiero es la forma en que reaccionamos ante todo lo que nos ha sucedido en la vida.
¿Cómo respondes a las cosas que viviste cuando eras niño, a lo ocurrido el día de ayer o a lo que te sucederá en unas cuantas horas? Todo se le puede quitar al hombre, menos la capacidad de escoger su propia actitud ante cualquier circunstancia. (Doc. Víctor Frankl.)
¿Cuál es nuestra actitud ante las dificultades de la vida? De acuerdo con el
“Todo lo que ha de dar luz, tendrá que soportar el fuego. ¿Quieres ser luz en tu vida? Entonces tendrás que aprender a enfrentar las vicisitudes con una actitud victoriosa.
El Señor Jesús, también conocido como varón de dolores, experimentado en quebranto, dijo: Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Fil. 4:8.
Cada mañana al levantarte tú puedes escoger en que vas a pensar, tu predisposición lo determina todo. Si te levantas con una actitud pesimista llena de, quejas y lamentos:
¡Hay, que día tan más pésimo! ¡Tener que ir a ese trabajo que tanto detesto! ¡Aguantar a mi suegra… pobre de mí! Tú decides en lo que has de pensar cada Día es una elección personal. En esta vida solamente existen dos tipos de actitudes: la buena y la mala, y tú determinas cual vas a tener.
Pastor. Jorge Escobar