Encontrarse en una batalla puede ser agotador ya sea física, emocional o espiritual y las batallas espirituales son mucho más agotadoras sobre todo cuando tratamos de vencer los ataques del enemigo con nuestras propias fuerzas.
En estos últimos tiempos los ataques espirituales se intensifican aún más pues la venida de NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO está más cerca que nunca y es necesario que recordemos que nuestra lucha no es contra carne y sangre y que nuestros enemigos son invisibles y numerosos.
Varios versículos captan mi atención en este pasaje de 2 Crónicas 32, aquí se nos revela las decisiones sabias que el rey Ezequías tomó para hacerle frente a una de sus batallas.
El primer pasó que dio fue reunirse con sus príncipes y con sus hombres valientes. Este rey se dio cuenta de lo que iba a hacer el rey Senaquerid en contra del pueblo que gobernaba, pero no se sentó a esperar que llegara y lo tomara desprevenido. Reconoció que necesitaba el apoyo de otros para que la ciudad no fuera conquistada. (Versículo 3).
Luego decidió reconstruir todo aquello donde el enemigo tuviera acceso al pueblo, preparó las personas y armas necesarias, les recordó la promesa de quién estaba con ellos para hacerle frente a ese enemigo. (versículos 4-6).
Tercer paso no le dio lugar al temor y reconoció que Dios estaba con él y que esa batalla era de Dios y no de él. (versículo 7-8).
Y finalmente llevó esa situación a Dios en oración, cuando el rey Senaquerid lo quiso atemorizar desacreditándolo y humillándolo ante el pueblo y burlándose de Dios mismo. Él rey Ezequías no se paralizó, sino que acudió a Dios en oración. (versículo 20).
Las batallas espirituales no la podemos enfrentar solos ni con fuerza ni sabiduría humana, necesitamos la intervención de personas sabias que han atravesado por circunstancias similares e involucrar a Dios en el asunto, debemos reconocer en que áreas de nuestra vida le hemos cedido terreno al enemigo y luego rendirlas al señorío de Cristo, necesitamos depender de Dios a través de su palabra, la guía de su Espíritu Santo y la oración y recordar siempre que él está con nosotros para hacerle frente a cualquier situación.