En Efesios 2:10, el apóstol Pablo nos recuerda: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en Efesios 2:10 dice: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” Este versículo, aunque breve, encierra una riqueza de verdades sobre nuestra identidad y propósito en Cristo. Nos invita a reflexionar sobre quiénes somos como creyentes y lo que Dios espera de nosotros en nuestra vida diaria.
Identidad Divina
El apóstol Pablo comienza este versículo afirmando que somos “hechura suya”. Esta declaración nos recuerda que no somos productos del azar ni accidentes de la evolución. Somos creación intencional de Dios, formados por Sus manos con amor y cuidado. La palabra “hechura” implica un trabajo artesanal, un diseño cuidadosamente planeado y ejecutado. Cada uno de nosotros es una obra maestra, única y valiosa, creada por el Creador del universo.
Transformación en Cristo
Además de ser hechura de Dios, somos creados en Cristo Jesús. Esta nueva creación no es solo un mejoramiento del antiguo yo; es una transformación radical. En Cristo, hemos sido hechos nuevos, redimidos de nuestro pecado y dotados de una nueva identidad. Este cambio fundamental afecta cada aspecto de nuestras vidas, desde nuestros pensamientos y actitudes hasta nuestras acciones y relaciones. Es en Cristo que encontramos nuestro verdadero propósito y la capacidad de vivir de acuerdo con la voluntad de Dios.
Llamados a las Buenas Obras
Pablo continúa diciendo que somos creados para buenas obras. Estas obras no son el medio para ganar nuestra salvación, sino el resultado de haber sido salvados. Como hijos redimidos de Dios, nuestras vidas deben reflejar Su carácter y Su amor. Las buenas obras son una expresión tangible de nuestra fe y un testimonio del poder transformador de Dios en nosotros. Son las maneras en que participamos en Su obra redentora en el mundo, mostrando Su amor y justicia a quienes nos rodean.
Preparadas de Antemano
Una de las partes más asombrosas de este versículo es la afirmación de que Dios preparó estas buenas obras de antemano. Esto significa que Dios, en Su infinita sabiduría y soberanía, ya ha planeado y dispuesto oportunidades para que nosotros, como Sus hijos, podamos caminar en ellas. No tenemos que crear nuestras propias oportunidades o depender de nuestras propias fuerzas; en cambio, debemos buscar y discernir las obras que Dios ya ha preparado para nosotros.
Vivir en la Voluntad de Dios
Finalmente, Pablo nos llama a andar en estas buenas obras. Este llamado implica una acción continua y deliberada. Vivir en la voluntad de Dios no es un evento único, sino un caminar diario de obediencia y fe. Es una invitación a estar en sintonía con el Espíritu Santo, buscando Su guía y fortaleza en cada paso que damos. Al hacerlo, nuestras vidas se convierten en un reflejo de la gracia de Dios y una manifestación de Su reino aquí en la tierra.
Efesios 2:10 nos recuerda que somos creación divina, transformados en Cristo para cumplir un propósito específico: realizar buenas obras que Dios ya ha preparado para nosotros. Este versículo nos desafía a vivir con una identidad clara y un propósito definido, confiando en que Dios nos ha equipado y guiado para cumplir Su voluntad. Que nuestras vidas sean un testimonio del amor y la obra de Dios, reflejando Su gloria en todo lo que hacemos.
IZAMAR REYES