Mateo 13:1-8 registra una interesante historia narrada por JESÚS como parte de su enseñanza acerca del Reino De Los Cielos (gobierno de Dios en la tierra).
Jesús dijo: “¿Qué les parece esto? Un agricultor plantó semillas. Al esparcir la semilla, una parte cayó en…
«Y Abraham y Sara eran viejos, de edad avanzada; y a Sara le había cesado ya la costumbre de las mujeres. Se rio, pues, Sara entre sí, diciendo: ¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo? Entonces Jehová dijo…
Jesús le dijo: —¡No! Las Escrituras dicen: “La gente no vive solo de pan, sino de cada palabra que sale de la boca de Dios”.
Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
Muerte y vida dependen de la lengua, según se utilice así será el resultado. (Proverbios 18:21 BLP)
Nuestras palabras pueden edificar, sanar o animar, pero también tienen el poder de destruir, herir o desanimar.
La mayor parte del tiempo olvidamos que cada palabra que sale…
Cada uno busca la libertad pues es la mayor virtud, y es especialmente buscada por todos los que son, o se consideran oprimidos; pero la libertad en Cristo no es lo mismo que la libertad política o económica.
Los jóvenes en todo el mundo…
El día en que temo,
Yo en Ti confío.
En Dios, cuya palabra alabo,
En Dios he confiado, no temeré.
¿Qué puede hacerme el hombre?
Yo sé todo lo que haces y te he abierto una puerta que nadie puede cerrar. Tienes poca fuerza; sin embargo, has obedecido mi palabra y no negaste mi nombre.
La palabra de Dios es viva y poderosa. Es más cortante que una espada de dos filos que penetra hasta lo más profundo de nuestro ser, y examina nuestros más íntimos pensamientos y los deseos de nuestro corazón.
Aunque las higueras no florezcan y no haya uvas en las vides, aunque se pierda la cosecha de oliva y los campos queden vacíos y no den fruto, aunque los rebaños mueran en los campos y los establos estén vacíos, ¡aun así me…