Atrapen a los zorros, a esos zorros pequeños que arrasan las viñas, porque nuestra viña está ahora en flor.
Cnt 2:15
En junio en los viñedos comienzan a brotar pequeñas flores blancas que pronto se convertirán en uvas.
Además de las heladas de primavera y de las plagas, para desarrollarse sanos los viñedos tienen que enfrentar otro enemigo: los pequeños zorros.
Estos astutos animalitos hacen sus madrigueras de manera subterránea, van cavando túneles con lo cual socavan las raíces de los viñedos.
Esto debilita las plantas porque le impide absorber la humedad y los nutrientes necesarios de la tierra.
La Biblia nos advierte que debemos atrapar a esos pequeños zorros que amenazan nuestro viñedo ahora que éste está en flor.
El viñedo representa nuestra vida integral (espíritu, alma y cuerpo) y los pequeños zorros, representan esas “pequeñas concesiones” que nos damos para actuar fuera de la voluntad de DIOS.
Hay pecados que podrían parecernos inofensivos y hasta insignificantes y los vamos permitiendo, sin darnos cuenta que están debilitando nuestra firmeza espiritual, poco a poco de manera sutil esos enemigos van escarbando nuestros principios y van tomando un lugar importante, desplazando la Ley del Señor de nuestro corazón.
“Esas mentiritas, esas distracciones, esas amistades, esos pensamientos, esa pereza, esa falta de interés, ese enojo, ese resentimiento”… Todo ello va marchitando nuestra viña y no nos damos cuenta del daño porque no se ve como un gran pecado.
Pero el Señor nos dice: Atrapen esos pequeños zorros. ¡(Cazad) dice otra versión que quiere decir rastrear y localizar a una presa para atraparla y darle muerte!
Mis amigos es urgente que podamos identificar cuáles son esos pequeños zorros en nuestra vida y con la ayuda del Espíritu Santo debemos atraparlos y darles muerte.
Debemos atajar esos “pequeños pecados subterraneos” que están debilitando nuestra relación con Dios, esos zorros que han hecho madriguera en lo más profundo de nuestro ser.
La Palabra del Señor dice en el Salmo 18:37-40 (DHH)
Perseguí a mis enemigos y los alcancé, y solo volví después de destruirlos.
Los hice pedazos. Ya no se levantaron. ¡Cayeron debajo de mis pies!
Tú me diste fuerza en la batalla; hiciste que los rebeldes se inclinaran ante mí.
Nuestra fuerza para derrotar a esos zorros, a esos enemigos invisibles viene del Señor, atrapemos a esos pequeños zorros antes de que destruyan nuestra vida y estemos atentos ante futuras invasiones.