“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, sino que en la ley de Jehová está su delicia”. — Salmos_1:1-2.
El bendito, o Feliz, el hombre es descrito negativamente (Sal_1:1). Hay una gradación en la actitud, la esfera de influencia y la condición de sus compañeros. En la esfera de influencia, el comienzo de la reincidencia es cuando un hombre escucha el consejo; luego se desvía por el camino recorrido por los pecadores, y finalmente se endurece lo suficiente como para sentarse donde las conversaciones desdeñosas lo rodean por todas partes.
La condición de malos compañeros. Deberíamos sentirnos repelidos si fuéramos a ser arrojados repentinamente en contacto con los escarnecedores, pero nuestros intereses morales no pueden ser especialmente ultrajados por el consejo de los malvados. En efecto, los consejos que dan los malvados a veces se parecen mucho a lo que sugiere nuestro corazón y prefiere nuestro gusto. Es tan engañoso, tan aparentemente sensato y natural, que nos cautiva. Solo gradualmente nos deslizamos de aquellos que olvidan a Dios a aquellos que desafían Su ley o lo blasfeman abiertamente.
Nuestro motivo para ir entre hombres impíos debe ser cuidadosamente considerado. Si es para ayudarlos y salvarlos, como lo hizo nuestro Señor, ningún mal nos sobrevendrá. Pero si vamos por el camino de los pecadores para nuestra propia diversión, ¿debemos sorprendernos si la flor pasa del fruto, y el borde fino de la herramienta? Examinémonos a nosotros mismos. ¿Estamos sobresaltados y conmocionados ahora, como antes, por una ilusión indecente o una palabra blasfema? ¿Hay un proceso de engrosamiento en el trabajo? Aun cuando no nos dañe la mundanalidad, podemos sufrir por el contacto con los bajos ideales de nuestros hermanos cristianos.
Velamos y oremos; considerémonos unos a otros y exhortémonos unos a otro día tras día, para que ninguno se endurezca por el engaño del pecado (Heb_3:13).
Recuerda que el Señor conoce el camino que tomas.
Pastor Jorge Escobar